martes, 21 de mayo de 2013

El poder de nuestra percepción


Gotas chocaban inevitablemente aquí y allá, algunas con más violencia que otras, anunciando con cada plof! Plaf! el fin de sus destinos, sentencia inexorable de sus verticales vidas transitorias, sólo para terminar yéndose, perdidas en una corriente caótica, derecho por la boca de tormenta de la esquina. 
El  veloz y arítmico sonar de la lluvia fuera ahogaba el corazón de nuestra sombra del día con una sensación casi imperceptible de tristeza.
En el sentido opuesto del mortal viaje de las gotitas de lluvia fuera, el humo de un cigarrillo olvidado en un cenicero (que más bien parecía un cementerio indio cubierto de cenizas ) ovalado de bronce, frío y opaco, se elevaba en una perfecta  línea recta apurada en llegar hacia los confines nebulosos y grises del techo del bar.
Entre tanto y tanto, chorros de whiskey llenaban una medida en un vaso para ser condenados al mismo destino que las gotas de lluvia, con la diferencia que en lugar de terminar arremolinándose en las cloacas de la ciudad, iban a parar al estomago de él.
Todas las maravillas de la vida y la muerte están sujetas por sí mismas, como en un abrazo mortal, sosteniéndose por el soñar de las personas. En este caso la sombra de nuestro ensoñador cubría de lúgubres pensamientos toda la geometría de la lluvia y el humo, de las lágrimas y la tos, del amor y el olvido.

jueves, 11 de abril de 2013

¿Qué es lo más importante que ha aprendido de los babuinos? Cuando se trata de evitar enfermedades relacionadas con el estrés es preferible ser un macho socialmente afiliado que uno de alto rango. Robert Sapolsky


La mayoría de los hombres se hallan en una extraña incertidumbre acerca de si la vida es del diablo o de Dios, y han deducido apresuradamente que la principal finalidad del hombre aquí es “glorificar a Dios” y gozar de él en la eternidad.

Sin embargo, vivimos mezquinamente, como las hormigas, aunque la fábula nos cuenta que hace mucho fuimos transformados en hombres; luchamos con grullas como los pigmeos; es un error sobre
otro error, remiendo sobre remiendo, y nuestra mejor virtud tiene, para esta ocasión, una miseria superflua y evitable. Nuestra vida está desmenuzada por los detalles. Un hombre honrado pocas veces
necesita contar más que sus diez dedos, o, en casos extremos, puede añadir los otros diez de los pies y comprar a bulto el resto. ¡Sencillez, sencillez, sencillez! Que tus asuntos sean dos o tres y no cien o mil; en
lugar de un millón, cuenta media docena y lleva sus cuentas sobre la uña de tu pulgar. En medio de este mar picado de la vida civilizada, son tales las nubes y tormentas y arenas movedizas y mil otras cosas a
las que hay que atender, que un hombre tiene que vivir haciendo cálculos si no quiere naufragar e ir al fondo y no llegar a puerto alguno, y sin duda ha de ser un gran calculador el que triunfe.
¡Simplificar, simplificar! En lugar de tres comidas por día, no comas más que una si es preciso; cinco platos en lugar de cien; y reduce todas las demás cosas en esa proporción. Nuestra vida es como una
Confederación Germánica, compuesta de pequeños estados, con sus límites siempre fluctuantes, en forma tal que ni un alemán puede decirnos cuáles son sus propios límites en un momento dado. La misma nación, con todas sus llamadas mejoras internas —que, por otro lado, son todas externas y superficiales— es como un
establecimiento pesado e hipertrofiado, colmado de muebles y atrapado por sus propias trampas, arruinado por el lujo y los gastos sin cuidado, por falta de cálculo y de un objetivo digno como el millón de hogares que hay en el país; la única cura para ello es una economía estricta, una vida sencilla, más que espartana, y la elevación de los designios. La nación vive demasiado rápidamente. Los hombres piensan que es esencial que su nación tenga comercio y exporte hielo y hable por telégrafo y viaje a treinta millas por hora, aunque ellos
mismos no lo hagan; pero nadie sabe si debemos vivir como babuinos o como hombres.
Henry thoreau.( "Walden, ó La vida en los bosques" )



martes, 9 de abril de 2013

Dejemos que Richard Feyman nos diga que es simple




Ahora me parece ridículo tal vez no decir nada

Un intento de combatir la inercia intelectual, o inercia que arrastra a todas las moléculas de tu cuerpo mientras uno cree estar luchando contra un sistema opresor, dictadores.. que imponen sus leyes ..
Este blog no tiene intenciones de combatir con las verdaderas leyes, aquella inercia resultante y sus hermanas divinas (la gravedad, el electromagnetismo.. )
Como dije, sólo un intento! de replegar la entropía de nuestras ilusiones y descubrir la belleza de su origen.

No hacen falta nombres técnicos, distinciones elitistas o significados españoles, no.
Sólo hacen falta sus emociones, sus pensamientos.. Y con eso queremos mantener o no una línea, palabras sueltas, milisegundos en tu cabeza, con eso nos basta.Sólo a dos pasos de tu laberinto, y todo esto sin crear ningún sentimiento de posesión.

Este no es más que un sitio donde si caben las divagaciones, la locura, lo indiferente. Diferente!
como un laberinto tridimensional sin entradas ni salidas, pero en expansión sin cielo, las ideas se unen cobrando una esencia, alma propia. Logrando asincronidad con el caos, las gestaciones de nuestro cerebro caerán en la red de una nueva realidad.